Muchas personas con discapacidad con dificultades de movilidad, cuando adquieren un automóvil, han de realizar adaptaciones en el mismo, para adecuarlo a su situación de discapacidad, lo que puede incrementar el coste final del mismo hasta en un 30 y 40 % del precio.

 

El hecho de disponer de un automóvil resulta esencial para la movilidad de algunas personas, sin embargo, el sobrecoste que supone la adaptación del mismo ha de ser afrontado en exclusiva por la persona con discapacidad o por su familia, con el consiguiente esfuerzo económico, que impide muchas veces terminar adquiriendo el vehículo.

 

Hasta el momento, no existen en España ayudas directas para la compra de automóviles que al ser conducidos por personas con discapacidad o usados para su transporte, requieren de adaptaciones previas costosas, por lo que a juicio del CERMI es preciso que los planes genéricos de ayuda a la compra de automóviles como el PIVE y otros futuros que se anuncian para modalidades distintas de vehículos (furgonetas, etc.), han de incorporar la variable de discapacidad, aumentando el importe de las cuantías de modo que atenúe el mayor coste que representan las adaptaciones.